jueves, 8 de diciembre de 2011

A propósito de Cenicienta o hablar por hablar


Estoy preparando con los críos  y crías de clase (¿o debería decir alumnado?), la función de fin de trimestre.
A mí lo que me gusta es el teatro. En realidad actuar es lo que más me gusta, creo que más que ser maestra, ¡y ya es decir!
Como mi vida en las tablas fue breve y tardía lo compenso con la preparación de teatro en el cole.
Todo esto para deciros que este año estamos preparando Cenicienta. Sí, Cenicienta. Y una versión en la que el Príncipe consigue a Cenicienta, ¿o es en realidad Cenicienta la que consigue al Príncipe?
No sé por qué ha sido ésta la obra elegida. Lo reconozco, en los aspectos no curriculares me dejo llevar y… ¡que surja la magia!
Pero yo no iba a hablar aquí de escuela. Lo de Cenicienta y sacarlo a colación es porque creo que no ha sido casualidad.
Llevo varios meses en los que el tema del amor romántico es recurrente en mi vida.
Hace varias semanas discutía con mi amiga Bea, entre los vapores de un buen Rueda en una cena de viernes, sobre la realidad o no del amor romántico.
Las dos, mujeres divorciadas de nuestros novios de primera juventud, hemos vivido la pérdida de ese amor.
Ella, más joven, mantiene su creencia en la existencia y su esperanza en encontrarlo ¿de nuevo?
Yo, antes feroz defensora del amor romántico y eterno, a estas alturas de vida, lo pongo en duda.
Esta mañana, hablando con mi amigo Jose y respondiendo a mi escepticismo en este tema, me decía que existe, pero no a cualquier edad.
Sin embargo a mí me apetece esa relación de detalle y beso en la oreja al despertar; de paseo al atardecer y charla, mucha charla. ¿Eso es amor romántico o compañía?
Mis últimas relaciones desde luego no han sido románticas, sin embargo entro en contradicción con todas mis ideas cuando analizo desde la distancia y pienso que no fueron románticas porque no nos arriesgamos a perder algo valioso.
Recuerdo los finales de mis relaciones adolescentes, eran tremendos. La vida perdía su sentido. Nada podía devolver la sonrisa. El mundo se hundía a nuestros pies. (Eso sí, la catástrofe sólo duraba un par de días).
Ahora los finales son tibios. Es difícil terminar lo que nadie quiere asumir que ha empezado. Son educados, elegantes  incluso y con un: “nos vemos”, que habla de lo poco que ahondó la relación,  se acaba convirtiendo en un fin o en un continuará, aunque nadie sepa cuándo o cómo; quizá cuando tengamos un rato.
Y todo esto venía por lo de Cenicienta, una Cenicienta versionada y divertida para que sea espectáculo en una fiesta de fin de trimestre.
En realidad Cenicienta, cuando se probó el zapato y el zapato fue como un guante en su pie, ¿encontró el amor romántico o terminó con la posibilidad de encontrarlo para siempre?

No lo sé, pero si nos tomamos una cerveza, en una terraza frente al mar, viendo un bonito atardecer, podemos seguir hablando del tema.




5 comentarios:

  1. Yo creo en el amor. Firmemente. En el amor de los otros, claro. Y no sé si existe el amor romántico... yo llevo tanto tiempo sin catarlo que estoy llegando a creer que son romances de película. También prefiero la charla, pero a ellos eso no les va mucho... ¿no tendrán mucho que decir?

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  2. Yo creo que el amor romántico existe, al menos como deseo. Como sentimiento real entre dos personas... yo creo que también, pero no sé por cuánto tiempo, ni si sobrevive a los pedestres recovecos de la convivencia. El amor romántico es excitante, aventurero, a veces muy triste, trágico, y a veces tan alegre que parece que te vas a salir del propio cuerpo. Se basta por sí solo, no necesita correspondencia, pero si la tiene... ¡hay fuegos artificiales!
    Compañía... creo que es lo que hay en el fondo de tantas relaciones, no solo de pareja. No nos gusta andar solas, ni a ellos, y creo que eso es algo terrible, pero a mí me gusta el violeta intenso y otras personas prefieren el azul celeste. Para los gustos se hicieron los colores, y tener compañía es genial, pero no para mí, no para tener con quien amargarme hasta que la muerte (la que sea) nos separe.

    Te faltó, Lola, el compañerismo. Ese sí que es un peso pesado, y serio rival del amor romántico. Tener un compañero, o una compañera, con quien compartir las inquietudes, los hijos e hijas, los proyectos personales, con quien crecer, a quien apoyar, que nos cuide, nos abrace y nos bese... Un acompañante de viaje, al menos mientras los caminos que se recorren tienen trechos en común, se cruzan en las posadas para volver a desviarse...

    Muchas veces la fortuna hace que puedas tener, en el mismo recipiente, amor romántico y compañerismo, pero la esencia del primero es tan, tan volátil que es difícil mantenerla sin que se evapore y se diluya en el aire enrarecido de la casa. Por suerte, siempre queda algún resto atrapado en la sólida estructura que forman los compañeros. Y a veces, que la vida es muy larga, ese pequeño resto crece de nuevo al calor del tiempo compartido y los proyectos comunes. Pero otras veces, no.

    El amor, romántico o del tipo que sea, puede ser renovable, pero "eterno"... solo por casualidad.

    Por cierto, odio que Cenicienta saliera de una vida de mierda de la mano de un Príncipe Azul, porque, desde el abandono, la tristeza y la falta de autoestima, cualquier caricia convierte en príncipe al tipo más miserable.

    Un beso y un abrazo bien fuerte, Lola, y una canción.

    http://open.spotify.com/track/2zbOUm0wLVM0eGtPRyXziY

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  3. ¡¡Organización!!

    First, la edad no tiene nada que ver. Hay quien se muere suplicando una rosa roja el 14 de febrero sin haber aprendido que eso es un timo, que juegan con sus sentimientos elcortinglé y todo lo que se menea.

    Naces. Tu madre ya te examina a ver si darás la talla para pescar un macho alfa que te provea de pasta y protección. Para ello, te advierte que sola no podrás, así que el objetivo primordial de tu vida es: el amor. O eso que llamamos, erróneamente, amor.
    A tu madre le ayuda tu padre, el vecindario, la escuela con esas figuras femeninas que son las maestras como modelo (a no seguir, pero...), la tele, la publicidad, los cuentos, las canciones y su puta madre.

    Nadie te dice que eres buena sólo por haber nacido, que eres guapa porque todo el mundo lo es, que eres importante, que no necesitas a nadie para que te haga de perro guardián, o de protector en el mejor de los casos. No exagero en absoluto, daros una vuelta por los institutos, preguntad a las nenas qué esperan de la vida, preguntad a los nenes... hemos fabricado una sociedad mediocre, enferma, adicta y sosa. Y esa sociedad la hacemos entre todos menos el Dalai Lama y colaboramos casi todas.

    El amor existe, el amor romántico es lo que la gente identifica con amor del bueno, pero ni siquiera Punset es capaz de profundizar en la cuestión en serio. El amor romántico, que te quita el pellejo, sin ti no soy nada, sólo es apto para seres con baja autoestima y miedo al abandono.
    El amor de verdad, el ver al otro como es, aceptar que no quiera quedarse, y ser capaz de despedirle con amor, es privilegio de poca gente. El miedo a la escasez mantiene a muchas parejas unidas con la ayuda inestimable de la hipoteca. Y es una pena, porque si no crees en la reencarnación, perder el poco tiempo de vida que tenemos durmiendo con desconocidos, con alguien a quien no le contamos todo porque no nos deja, o porque nos da yuyu, es una jodienda.

    El amor romántico, si eres consciente de que no lo necesitas para tener una vida plena, llega sin que se le llame, a veces al por mayor #nopuedocontanto, y desde luego, dura lo que dure dura, así que como dice Chelu, leaving la vida loca, cuando se acaba, una temporada con una misma y las amigas son la mejor medicina... ¡¡¡hasta el siguiente único amor de tu vida!!!!

    Lo dejo ya, pero que conste que no digo ni la mitad de lo que sé, ¿alguna cafetería de postín en la Quinta para quedar y seguir charlando?
    ¿Siesta con sexo después de comer desesperadamente en NYC? engaaaa ;P

    No debéis menospreciar el amor maduro... Cayetana sí es un modelo a seguir, que ná más que os fijáis en lo malo, hombreyá!!

    ¡¡¡Guapas sois, coño!!!

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  4. Me encanta. Sois tan...reales, diferentes, pasionales, inteligentes, auténticas, divertidas, trascendentes, maduras, seguras, sensibles, generosas...mujeres.
    Os veo escribiendo e imagino gestos, caras, guiños, manos.
    Tienes razón María, es el compañerismo lo que faltaba. Y es el compañerismo lo que sin duda más se echa en falta.
    Chelu, qué bien suenan esas charlas y confidencias entre platos y perdices. Creo que casi me convences.
    Lola, mi madre me crió libre, me enseñó con sus actos y sus palabras que podemos ser lo que queramos y que no necesitamos al macho pero que podemos aceptar al hombre como compañero. Ella creía en el amor romántico del que habla Chelu, en el compañerismo del que habla María y en la mujer fuerte que tu muestras, la que puede amar porque se vale para resolver su vida.
    A mi me pasa como a Isabel, que a veces creo que es cosa de película.
    ¡Mira que somos guapas!

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  5. Hola

    Nunca me gustó la Cenicienta, soy más de la Bella Durmiente. Me van más los besos que los zapatos. Solía soñar con ese príncipe que luchaba contra el dragón, aunque en realidad, en mi sueño yo me despertaba con todo el jaleo que estaban armando, me hacía amiga del dragón y resultaba ser una muy buena mascota.

    Ahora en serio, como os comenté antes mi película preferida es "La princesa prometida" gustándome esa película ¡Cómo no voy a creer que existe el amor romántico! Pues claro que existe, aunque hay un pequeño detalle: no es eterno. Porque si algo tengo claro es que en esta vida nada es eterno (Afortunadamente), todo se transforma. Y el amor romántico (Por llamarlo de alguna forma, ¡Ay! ese empeño del ser humano por ponerle nombre a las cosas) con el paso del tiempo, se transforma en amor verdadero = Amistad, cariño, camaradería, compañerismo, comprensión, colegueo… y todo lo que se nos ocurra.

    Caminas por la vida junto a esa persona que en su momento te enamoró locamente y aún sigues enamorada de ella pero ya no con la misma pasión de antes, aunque cuando te mira, aún sientes mariposillas en el ombligo, cuando llegas a casa cansada, está allí, te alegras de que esté ahí y si no, estás deseando de que llegue para contarle cómo te ha ido el día… y enterarte de cómo le ha ido a él. Aunque siempre con los pies en el suelo y pensando que esto no va a ser para siempre pues como dije antes nada es eterno y por un motivo o por otro algún día se terminará. Porque todo se transforma. Os dejo con esta preciosa canción.

    http://www.youtube.com/watch?v=oCjpqx3cXs0


    Hasta pronto
    Ely

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