Yo soñaba despierta. No eran sueños concretos, creo que soñaba emociones. Tantas me embargaban a diario, tanto se me iba la imaginación desde el corazón, que una sola canción despertaba todo un mundo que se agitaba y me agitaba. Fueron momentos agridulces, felices y dolientes a partes iguales. Una especie de canto al sadomasoquismo emocional.
Mis noches eran solitarias, tremendamente solitarias, y las llenaba de música y de Martini blanco con hielo. Sentada en el suelo, a la luz de un par de velas, con la compañía de mi equipo de música donde sonaba la deliciosa guitarra de Pat Metheny que me hacía viajar en tiempo y espacio a donde quería ir... evocaciones de un futuro no escrito, de un pasado inexistente, de un sueño que solo yo tejía.
Notas musicales, luz de luna, fe, lágrimas de pura intensidad, guitarra, soledad...
Cuando pasa el tiempo y dimensionas lo que hubo te queda muy poco de todo eso, deja de convertirse en catástrofe para ser ruido sordo que aún es capaz de mover alguna fibra en tu interior... cuando vuelves a escuchar lo que pudo haber sido y no fue.
Pat Metheny & Charlie Haden - The moon song
Mucha capacidad evocadora tienen esas cuerdas... las notas puestas así me produce tristeza. Pero de la bonita.
ResponderEliminarEres luna lunera, y cascabelera, como yo. Soñar es gratis y te llena de endorfinas. A veces con un poco de ansiedad también, porque a los sueños les falta ese punto de realidad... están hechos de nube y luz de luna, que casi se puede tocar, pero casi... Y si no pudiéramos soñar, amiga, ¿seríamos más felices con nuestra realidad a nivel del suelo? No lo sé, la verdad. Porque quien sueña es porque no se conforma, y si no te conformas... es casi peor que si no sueñas...
ResponderEliminarUn beso melancólico y sigamos soñando, por favor :)