miércoles, 28 de septiembre de 2011

¿Réplica o mono-arquía?

Uf, es una pena. Me he prometido a mí misma que las catástrofes más gordas solo se las contaré al papel...  por lo que pueda pasar, pero sobre todo, porque los lectores de blogs no se merecen disgustos digitales. Las lectoras tampoco, claro que no. Sin embargo, catástrofes hay para dar y tomar, así que eligiendo las que no le duelen mucho a nadie, seguro que puedo compartir alguna...

Por ejemplo, para mí no hay mayor catástrofe que abrir la boca. Tanto es así que me he prometido a mí misma dejar de replicar... algún día, cuando sea mayor.

Replicar solo sirve para irritar la faringe y al oponente, y si acaso, acceder a un buen dolor de cabeza. La experiencia demuestra que entre dos personas, de las cuales una piensa que la comunicación o no es necesaria, o viene dada y no hay que esforzarse (generalmente, esta persona es del sexo masculino) y la otra necesita que comprendan el sentido completo de lo que dice, y comprender a su vez las palabras, gestos y movimientos imperceptibles de las cejas (generalmente, una mujer)... decía que, entre esas dos personas, cuantas menos réplicas, mejor.

La réplica (que es, incluso, el nombre de un derecho) implica un posicionamiento ante aquello a lo que se replica, que puede ser más o menos favorable (no del todo favorable, porque "Claro, cariño" no se considera una réplica, así, con carácter general; pero a esta regla, como a todas, hay excepciones).

Si el sentido de la réplica es absolutamente contrario, o si el tono es más airado que otras veces (sean estas consideraciones objetivas, o subjetivas según el receptor, que no siempre tiene clara esa diferencia), la réplica pasa a ser considerada "bronca" o también "regañina", lo que quiere decir que se le atribuye a la réplica una condición de "valoración moral"... algo así como un posicionamiento con condena... como cuando eras pequeño, para que me entendáis.

Llegado este punto, el primer y ferviente deseo de la replicante es poder explicarse, matizar, corregir o incluso (¡incluso!) retirar la réplica en cuestión pero, amigas... generalmente es un punto de no retorno, porque ya estás rodando por la cuesta abajo de las Discusiones Acaloradas Por Nada Que No Llevan A Ninguna Parte, o DAPNQNLANP en acrónimo inolvidable.

Y una vez allí, en Ninguna Parte, al final de la cuesta abajo, el único pensamiento que permanece con fuerza sobre los demás es: "¿Para qué coño digo nada?"; y un deseo: convertir, por fin, la Réplica independiente de tu casa en una mono-arquía ar-mónica.


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