miércoles, 5 de octubre de 2011

Una detrás de otra

Hoy fue de esos días en que las cosas voltean en espiral. ¿Eso qué es?. Pues que se giran, se regiran, se doblan y acaban peor que mal.
Me vuelco mucho en mi trabajo por olvidarme de que los caballeros no existen (algunos hay, pero son de otras). Y me encuentro con que va a ser, al final, que mejor buscarme un novio. Con lo libre que era yo antes, y lo atada que me veo... que nos ponen plataforma virtual, señoras, pero de esas en las que se tiene que hacer todo. Porque hay quien tiene tanta cultura digital que cree que dentro de una de esas se puede encontrar el interné entero. 
¿Para qué querré yo un blog, si está la plataforma? ¿Para qué me voy a matar a hacer un site, si ya tenemos plataforma? Que no, mujer, que no... que son dos cosas distintas... pero ella manda, claro. Y será que ella sabe, también.
Para colmo, trabajo doble porque ciertas entidades confunden la gimnasia con la magnesia. Porque yo quiero ser coherente con mi trabajo, y no me dejan.
Y entre el disgusto de la boda de la duquesa (y algunas de nosotras, aquí), y la frustración generada a día de hoy por una de las pocas cosas que me dan aliento, estoy para irme a dormir y no despertar... hasta mañana a las seis, claro.
Que seguro que veo mejor el día, sobre todo si refresca.

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