sábado, 7 de abril de 2012

Soledad, divino tesoro.


Hoy, disfrutando del libro “darse a la lectura” de Angel Gabilondo, he decidido como "estrenarme" aquí.
Ha sido al llegar al capítulo “leer de noche”. Lo he leído, sintiendo que algunos de esos párrafos hablaban especialmente de mí: 
“...Algunos solo leen de noche, según dicen,..." "...Incluso encuentran la noche o ella les encuentra a cualquier hora el día...”
Encontrar la noche a cualquier hora del día. Yo la encontré hace muchos años, en las mañanas de los días de fiesta.
Esas mañanas en que consigo vencer la inercia que nos lleva a permanecer un rato más en la cama, aunque hayamos abierto los ojos a la misma hora que suena el despertador, inoportuno cada día.
Esas mañanas que me levanto sigilosa y cierro puertas para que nadie se despierte en casa.
De repente el silencio y la soledad se convierten en uno de los mejores regalos del mundo. Es entonces, cuando yo encuentro "esa noche" que describe Angel Gabilondo.
Un café y rápidamente me escapo a mi rincón favorito. El sillón parece que me estuviese esperando. A esas horas es aún mucho más cómodo.
No siempre leo. Aunque la mayoría de las veces es lo que hago. Hoy, estoy aprovechando para escribir. A veces solo escucho y pienso.
“...No es que se abra un espacio desocupado, es que estamos dispuestos a una ocupación de cuidado, la de nosotros mismos...”
“...la intensidad de la noche nos invita a eludir toda precipitación, toda prisa...”
Me siento en el sillón. Es un momento mágico. El tiempo se detiene. Al igual que el café, disfrutar de este pequeño espacio me aporta fuerza. A veces, poco a poco, se me cierran los ojos y me vuelvo a dormir unos minutos, solo unos minutos, que no quiero perder la magia del momento.
“...Es hora de entregarnos. Ya no hay excusas. Estamos a solas. Nada nos perturba. Salvo todo que cobra una presencia radical y que se ofrece sin miramientos, y que nos situa ante lo que somos y lo que no somos...”
Estoy sola. Ese simple pensamiento me hace feliz. Me encanta estar sola. A veces, incluso tengo cierto remordimiento de sentir esa fascinación y tengo la tentación de ponerme a hacer algo más útil. Pronto lo reconozco, no es mío,  es el remordimiento cultural que nos han enseñado a sentir cuando nos ocupamos de nosotras, cuando disfrutamos de algo que no sirve a otros.
Leer, escribir o pensar cobran entonces un significado distinto. Me ayudan a rebuscar en mí lo que de verdad siento o quiero. No es fácil. Nunca es fácil. Ser mujer y madre aún lo hacen más difícil, nunca acabas de saber si lo que piensas y deseas es lo que realmente quieres o es lo que debes.
“...pero también nos acompaña en esa soledad radical de la noche, la vida de los otros, que sienten, que sufren y qué gozan...”
Me encanta estar sola, porque casi nunca estoy sola. Y eso también me hace feliz, porque la soledad obligada es muy triste. Es muy triste la soledad de quienes no encuentran compañía porque no pueden, o porque no saben.
Me siento en estas mañanas muy afortunada porque para mí estar sola es un lujo, porque mi vida está repleta de compañías.
Tengo mucha suerte, estoy rodeada de personas geniales, en mi casa, en mi familia, en mi trabajo y últimamente también en ese mundo paralelo que es internet.
Aunque también me rodean hombres fantásticos, son en su mayoría mujeres, mi madre, mis hijas, mis hermanas, mis amigas..., mujeres que son para mi ejemplos de luchadoras incansables, de optimistas empedernidas, divertidas, irónicas, perseverantes, imaginativas..., y en esas mañanas me siento más unida a todas ellas.
También me produce un cierto placer empezar a oír ruidos en la casa, preludio de un desayuno compartido y de algún que otro gruñido adolescente. Acaba entonces "mi noche" y empieza mi día, mi vida, la que es mía y no es mía, pero al fin y al cabo la que yo vivo.
“...se produce una cierta despedida. Y no solo del día. También de la vida no vivida. No solo de la que se nos fue, sino así mismo de la que nunca alcanzaremos ni nos alcanzará...”

9 comentarios:

  1. Precioso, prometedor estreno. La soledad deseada es, por fin, un valor en alza para nosotras mujeres... De algún modo hemos aprendido a perderle el miedo, a disfrutarla, a usarla para estar con nosotras mismas...

    Un abrazo desde el sillón de enfrente ;D

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  2. Hola, con respecto al tema de la soledad tengo varias contradicciones, por un lado me gusta de vez en cuando estar a solas conmigo misma y aunque esté rodeada de personas tengo esa capacidad para perderme en mis pensamientos, mis ideas y mis sentimientos, desconectar del mundo que me rodea para perderme en mi mundo. Pero por otro lado no me gusta estar sola, no me gusta llegar a casa y encontrarla vacía. Afortunadamente es por poco tiempo al rato llegan y me alegran el día. Creo que esto lo iré superando con el tiempo, de momento prefiero llegar a casa más tarde para no llegar yo la primera y no sentir ese sentimiento que no me gusta.

    También me gusta leer y cuando lo hago leo a todas horas, soy lectora compulsiva, hasta que no termino el libro no paro, eso es otro de mis fallos. Los libros me duran muy poco tiempo, el record lo tiene el niño con el pijama de rayas me duró horas : (

    Bueno ya lo dejo, solo quería felicitarte por tu estreno Carmela, me ha encantado tu artículo y me ha hecho reflexionar (Otra cosa que me encanta)

    Besossss

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  3. Es lo bueno de ser tu amiga, que leo lo que escribes y me veo, que siento lo que escribes y lo comparto, a veces con "envidia", la envidia de disponer de un tiempo que sólo nos sirve a nosotras. ¡Se feliz, sin remordimientos!

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  4. Que ilusión que os haya gustado, era algo que hacía tiempo que quería escribir y no acababa de ver cómo y la lectura del libro me ayudó a poner sentimientos en palabras.
    María gracias por invitarme y a las demás gracias por recibirme, me ilusiona este lugar.
    Araceli, nada de disculpas, me encantan las frases que pones y me identifico totalmente con ellas. Creo que cada vez necesito mas espacio para mi sola y por suerte estoy en un momento de mi vida que puedo tomármelo, sobre todo, también porque estoy repleta de buenas compañías.
    Pilar me has recordado mi primer maratón de lectura, fue en COU, el profe de inglés nos dio para leer "Un mundo feliz" de Aldous Huxley y yo empecé a leer por la tarde y no lo pude dejar hasta que lo acabé a altas horas de la madrugada. Guardaba un recuerdo fantástico de aquella lectura y hace unos años volví a comparar el libro y lo releí, claro, que no al tirón ni la experiencia fue la misma..., cosas de la edad jajajaja
    Y por último, Paqui ya sabes tú que en nuestro diccionario no admitimos la palabra remordimientos aunque ella intente una y otra vez colarse por las rendijas de las hojas.

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  5. Carmenca, magnífico estreno. Bienvenida a este rincón para hablar de nuestras pequeñas, medianas o grandes catastrófes que no siempre lo son.
    No tengo ningún ritual como el que narras, que además lo has contado tan bien que me ha resultado muy fácil imaginarme la situación y sentir esa sosegada y profunda felicidad, pero sí que es cierto que cada vez me gusta más tener la oportunidad de quedarme sola en casa o de hacer pequeños viajes sola. Es muy reconfortante y liberador esas pequeñas cuotas de libertad que las circunstancias vitales me ofrecen y de las que por fin puedo y sé disfrutar.
    De Huxley leí, tiempo ha, 'Un mundo feliz' y 'Las puertas de la percepción': dos excelentes libros.

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  6. Me encanta estar sola, de hecho es una actividad que necesito practicar varias veces al día para planificar, estudiar,leer, escribir, tuitear, pensar ...Siempre me ha gustado la soledad y la he buscado en buenos y malos momentos para ordenar o descomponer mi vida posterior en compañía.Incluso cuando parí a mis tres hijas lo hice en soledad compartida.También me fascina aprender y compartir de y con otros seres humanos tan típicos o atípicos como yo. De hecho quizás solo sobrevivan a las catástrofes diarias lobas esteparias como nosotras ¿no? Besos a todas y felicidades por el "divino" post Carmenca:)))

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  7. Lo feliz que me siento en el silencio de mis soledades!! Quizá porque, como tú, casi nunca estoy sola. El colegio es siempre un hervidero de voces, en la calle siempre te encuentras con quien hablar, los hijos tienen tanto que contarte... y esos momentos de silencio para una misma son incomparables. Un abrazo y bienvenida!!

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  8. Genial tu post, Carmen y genial que estés aquí.
    Nunca me gustó la soledad o quizá nunca me gustó estar sola.
    Cuando conseguir estar sola era casi un imposible disfrutaba de esos breves momentos robados a las obligaciones pero saber que eran breves era lo importante.
    Ahora que estar sola es lo cotidiano veo que no había motivo para temerla. Es la soledad la que me ha permitido ver y valorar la compañía, la complicidad. También la que me ha puesto a prueba para realmente administrar mi vida, ¡aunque siga siendo un desastre! Ya no necesito el sonido de los demás alrededor para poder dormir bien.
    Cuando les tengo y disfruto sé que es por lo que son no porque necesite su ruido.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Tu comentario sí que es genial, @lolaprieto
      Y no me voy a extender, solo sé que es pura salud mental y el abono necesario para todo lo bueno que ha de venir.

      Un beso grande

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